No deja de ser perturbador pensar en el concepto de destino, ya que dejas de hacerte responsable de tu persona, le restas importancia a tus desiciones y a tu actuar. Por esa misma razon considero que la vida no es más que un conjunto de sucesos al azar. Sin sentido ni relación aparente. La causa y efecto parecen ser la respuesta más lógica pero no deja de perturbarme esa idea constante de que todo posiblemente tiene relación. La sincronicidad como lo definió jung, debe existir algo mayor que nos conecte entre todos.
El dolor y los miedos parecen ser el hilo conductor de los sucesos y situaciones que afrontamos, tu éxito o fracaso es según tu desicion de evitar tus miedos o afrontarlos. Cada suceso parece ser parte de una lección interna a aprender. Cada forma de afrontar tus problemas desencadena cambios significativos en tu persona, pero no hay mejor oportunidad de evolucionar que una crisis o una situación completamente caótica. Bajo esta escena hostil las posibilidades se simplifican a dos posibles resultados. Salir mal herido de la situación con varias consecuencias emocionales y altamente dañado y la posibilidad más optimista. Afrontar toda la situacion de la mejor manera posible con mente abierta, conociendote a ti mismo y aprendiendo de tus comportamientos y pensamientos, afrontando y analizando cada hecho para poder maximizar los resultados de semejante oportunidad.
La mayor crisis en la vida puede ser una oportunidad de trabajar tu resiliencia o de hundirte en lo más profundo. Terminamos decidiendo de modo casi inconsciente.
Las leyes naturales que nos rigen parecen ser transversales a los credos o creencias de tipo dogmáticos o espirituales. Lo quieras o no estás consecuencias parecen ser inevitables. Quizás ahí está el punto, somos "libres" de decidir pero inevitablemente eso trae consecuencias...