Mi vida había sido siempre la misma, no recuerdo mi padre. lo mas cercano a uno es aquel herrero que me recogió, me contó su historia mil veces, en una invasión a nuestra aldea murió su esposa y su hijo, mi padre también perdió la vida en ese saqueo, me hablaba aveces de los tiempos en que eramos un tranquilo poblado de verdes praderas, donde la agricultura y la ganadería eran nuestras ocupaciones, cuando el hierro y nuestras artesanías de plata eran intercambiadas, pero hubo un vuelco y todo cambio, nuestro pueblo creció y nacieron algunos reinos. hubieron enfrentamientos entre nuestra gente, la tierra se nos había hecho pequeña y las hostilidades se vieron venir, el arte de la navegación fue parte de lo que nos dieron nuestros Dioses, los antiguos, ahora algunos de los nuestros habían traicionado las raíces y volvían con cruces a cuestas hablando de un nuevo dios, comerciantes nos hablaban que según habían oído esos tipos hacían cosas monstruosas, comían y bebían de la sangre y carne de su Deidad, además de eso nos identificaban como enemigos, fue así como tomamos la senda de la guerra, aunque siempre fui un gran herrero, aprendí todo sobre aquellas artes gracias a las circunstancias de mi vida, aquel taller, el sonido del fuelle, la fragua humeante, el rojo metal sonando a los golpes del martillo, no había nacido para ser guerrero, pero era un gran herrero, dentro de las primeras expediciones solo me limité a lo que contaban los mercantes, nuestros barcos eran temidos por todos y eramos conocidos por ser grandes guerreros, nuestras hachas y espadas habían alcanzado un gran renombre igual que la bravía de nuestros guerreros, cada vuelta traían con sigo gran cantidad de tesoros de los mas recónditos lugares, incluso escuchamos rumores de tierras mas allá de lo conocido, luego de cada vuelta se celebraba con grandes festines, cerveza e hidro miel por doquier, grandes guerreros rodeados de concubinas, otros con sus mujeres. algunos con botines de guerra. Luego de esos días de fiesta todo volvía a la normalidad, la pasible vida en la aldea me tranquilizaba, caminando por la aldea note que había un chico mendigando, me parecía familiar, me refleje en el, le di techo y le enseñe lo que sabia, aprendía rápido y eso ayudó mucho, no note el paso del tiempo hasta que un día lo vi trabajando, me paso un hacha que había terminado para mi aprobación, cuando me vi reflejado en su brillante metal note que mi cara ya no era la de antes me había vuelto un viejo, ya no era necesaria mi presencia en aquel taller, aquella hacha había sido lograda con gran habilidad, mas que un herrero aquel chico era un gran artesano, recordé las palabras del antiguo herrero del taller que un día me dijo "la vida responde a tus preguntas, solo debes estar atento a sus respuestas" y como él un día me dejo para ser parte del consejo de ancianos, recordé sus pasos y consejos, además del día de su muerte, cuando me dijo aquella mañana antes de partir, nos vemos en el valhalla, esas fueron también mis palabras de despedida para el nuevo herrero...
la amiga más sensata del que reflexiona es la soledad, la que no te interrumpe, la que te aclara, la que junto al silencio te guía, la que junto con el insomnio te preocupa, la que con el cansancio se duerme, la que con los sueños te muestra realidades incomprensibles con los más variados códigos, códigos que solo tú conoces, las llaves de tu inconsciente, los secretos más profundos de tu ser, la puerta entre la luz y la oscuridad interior, el momento para saber quién eres realmente.
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