Caminaba por las calles de la cordura cuando aburrido me acerque a  la parada del bus, esperé por horas hasta que paso el expreso de las 12,  subí al autobús y el chofer me dijo sin dirigirme la mirada "es la hora  hijo". tome dirección destino al bar de los recuerdos, iría a la cita  que hace mucho debería haber tenido, era tarde y lo decidí a ultima  hora, tuve un cambio de opinión relámpago, tenia muchas razones para  faltar al encuentro, pero en el pasado pensé ir, en el presente tenia  miedo y en el futuro lo esperaba con ansias, baje en la calle nostalgia  con soledad, camine unas 5 cuadras mientras miraba el reloj en mi muñeca  derecha que extrañamente había dejado de correr, sinceramente no  recuerdo si alguna vez corrió. llovían lágrimas de tiempos perdidos, el  cielo escondía la luna tras un desfile de negras nubes que armónicamente  abrazaban todo el lugar, el viento hacia las gotas de agua danzar de  manera coreográfica perfecta. recordé aquellas tardes cuando de niño  miraba por la ventana, los días de invierno en que la lluvia me tapaba,  cuando me sentía prisionero por no poder salir a jugar, ahora cada  detalle de aquel lugar jugaba un rol en mis recuerdos, quedaba poco para  llegar cuando tuve que cruzar un trigal verde, recordaba mi niñez  cuando jugaba a perderme en aquel lugar, aquellas risas hacían eco en mi  mente mientras me acercaba a la cita, crucé un camino de tierra y entré  al bar de los recuerdos, aquel lugar era mágico, tenia una atmósfera  especial, la musica ambiental no podía ser otra que las canciones que  recordaba de pequeño "moonlight - Ludwig van Beethoven" al final de la  sala vi una mesa en la que había un niño pequeño con un adulto de unos  treinta y tantos años, caminando hacia ellos lleno de preguntas y  motivado por la curiosidad me acerqué, aquel niño me miro extraño,  mientras tomaba una leche con saborizante de chocolate, vestía una  polera de garfield, un short y unas zapatillas, sus calcetines eran  blancos, aun así me saludo y al mirarme levanto ambas cejas, el otro  tipo estaba sentado con aquel niño me miro y me dijo con con una sonrisa  extraña "hasta que te dignas a venir". yo confundido lo mire de pies a  cabeza y tome asiento, el vestía un jeans azul, unas zapatillas negras  con blanco, una polera blanca y una chaqueta encima de color negro. este  tipo estaba bebiendo una cerveza en un Shop. cuando notó que había  terminado mi inspección visual a su persona metió una mano a su chaqueta  y encendió un cigarrillo. Yo conservaba mis miedos a aquella  conversación, seguía muy interesado y a la vez temía de lo que  hablaríamos esa noche. en mi puesto había un café recién servido, aun  salia vapor de el. lo acerque a mi puesto y tome la palabra, "no quería  venir y ustedes lo saben". a lo que el hombre respondió "porque te gusta  jugar a ser extraño?, no lograrás nada con eso" el niño le dijo al tipo  , "me encanta jugar, tu lo sabes, los juegos son divertidos, eres un  amargado, no me gustas", yo miraba la escena mientras le dije al hombre "  tu dependes de mi, déjate de joder, sabes bien que puedo cambiarte a  voluntad", el tipo me miro y se rió a carcajadas, el niño lo hizo callar  diciendo " al tata no le gusta que hagan ruido, nos vendrá a retar", en  ese momento recordé cuando vivía en la casa de mi abuelo, cuando me  acercaba a su biblioteca a mirarlo mientras leía sus libros, trataba de  ser sigiloso lo que mas podía y aveces lo lograba con gran éxito, aunque  otras el notaba mi presencia, a lo que me miraba con cara de no querer  tenerme ahí observándolo en el marco de la puerta, a lo que esperaba  unos minutos y me iba tal como cuando llegaba. "El tata ya no está" le  respondí y eso hizo sentir un profundo pesar, me vi parado en aquel día  en que fuimos a su entierro, el momento mas critico de todos  inmortalizado en el sonido de aquellas poleas que hacían que el féretro  de mi abuelo bajara lentamente a su tumba, aquel sonido me atormento  nuevamente como la primera vez. aquel niño pareció entender la seriedad  el asunto y se quedo callado. el hombre me dijo "ahora a lo que vinimos,  estamos acá porque tu lo pediste, tu miedo debes dejarlo atrás, que te  guíe la ambición, crea tu camino. dame lo mejor de ti", a lo que  respondí "la ambición no es lo que quiero como guía, además tus treinta y  tantos son suficientes. déjame decidir en el camino. si dependes de mi  mejor limítate a esperar tu turno cuando estés en está silla" . terminé  mi café y caminé a la puerta. a lo que aquel hombre intento evitar, solo  aceleré el paso lo mas que pude y no mire atrás, había enfrentado a  aquel tipo aunque con gran miedo, ese miedo que nunca dejaría de sentir.  el miedo a lo desconocido, a mis metas, a lo que pasará conmigo, aunque  conté con la ayuda de aquel niño no era suficiente...
"la ayuda de mi pasado no era suficiente para vencer mi miedo al futuro"
la amiga más sensata del que reflexiona es la soledad, la que no te interrumpe, la que te aclara, la que junto al silencio te guía, la que junto con el insomnio te preocupa, la que con el cansancio se duerme, la que con los sueños te muestra realidades incomprensibles con los más variados códigos, códigos que solo tú conoces, las llaves de tu inconsciente, los secretos más profundos de tu ser, la puerta entre la luz y la oscuridad interior, el momento para saber quién eres realmente.
sábado, 15 de octubre de 2011
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