jueves, 14 de julio de 2011

La tierra de mis miedos (2)



  Corría mi mente, llevándome por los senderos mas impensados, se dirigía a un lugar que me daba escalofríos de solo mirar, debía ir por ella, era necesario encontrarla a como dé lugar. mientras iba tras ella caía la niebla, poco a poco se oscurecía el paisaje y el bosque comenzaba a cambiar, el follaje de los árboles impedía la visión, las copas de los árboles impedían que llegarán los últimos rayos de sol de aquel atardecer, hacía frío y había perdido de vista a aquel caballo, al parecer había tomado una forma distinta, el silencio de la noche fue roto por aquel característico sonido, como si se burlara de mi, mi mente me daba señales, había cambiado nuevamente de forma, ahora era un lobo. No veía la dirección hacia dónde ir, pero el bosque cambió de apariencia, los arboles de frondosas copas verdes cambiaban por el gris de la naturaleza muerta, ahora podía ver cómo caía la luz a través de los espacios entre las ramas y el cielo, caminaba guiado por el aullar del lobo, debía seguirlo. Necesitaba capturarlo y él lo sabía, como si el estuviera al tanto de la situación me guiaba entre los más recónditos lugares de mi mente, comencé a entender aquel escenario, me llevaba a la tierra de mis miedos.

  Cuando pude salir de aquel bosque lo único que se distinguía era un cielo nuboso donde se veía la luna a ratos. Al final de aquel camino logré ver una montaña imponente y en la cima un gran castillo, los aullidos seguían escuchándose mientras el frío calaba los huesos, camino a la montaña divise una luz, caminaba sin abrigo, tenía mucho frio así que me acerqué a lo que parecía un refugio de cazadores. Busqué  en aquel lugar y encontré leña, algunos mapas, unas lámparas de aceite y municiones. Encendiendo una de las lámparas di con la chimenea, puse leña en la chimenea y la encendí, me acerqué al fuego y seguí mirando hasta que encontré unos abrigos viejos que colgaban tras la puerta, me puse uno y esperé un momento para descansar, luego de eso proseguí.

   Se hacía tarde pero no tenia noción del tiempo, caminaba con una de las lámparas de aceite que había encontrado, al menos ahora tenía abrigo y un poco de luz, había tomado también algunos mapas por precaución, el camino se volvía cada vez más difícil de pronto un estruendo me hizo caer. un sonido ensordecedor que fue seguido de un destello que iluminó todo en el cielo, se avecinaba una tormenta eléctrica. Seguí caminando por largas horas hasta que  me senté a descansar cerca de un puente, era un puente colgante que al parecer estaba abandonado y cualquier persona cuerda evitaría cruzar, de pronto al otro lado se dejaba ver aquel lobo al que perseguía, por fin lo pude ver. Su color era blanco, sus movimientos hipnotizaban, caminó hasta la cima de una gran roca que tenía cerca y dejó ver su majestuosidad, miró la luna que era visible  temporalmente ya que las nubes lo impedían a ratos y aulló, aquella situación me dio escalofríos, recordé las veces cuando pequeño jugaba a ser lobo aullándole a la luna para asustar a mis primas. Por alguna razón esta imagen me erizó los pelos y me atrapó con su belleza. Luego de eso se perdió corriendo hacia el castillo, yo tenía que ir tras él pero el viento era mucho, no dejaba de mover aquel endeble puente, caminé con cuidado por aquel puente tomado como podía e intentando fijarme en los tablones sin mirar el fondo, cuestión bastante difícil en una situación así, caminando con el corazón en la mano mientras el viento lo movía y lo hacía crujir, los viejos tablones me tenían expectante, en un mal movimiento uno de los tablones cedió, yo estaba a mitad del puente y al resbalar callo de mis manos la lámpara y el viento me arrebató el mapa, la lluvia había comenzado a caer, los truenos y relámpagos seguían sin tregua.

  Logré pasar aquel puente a rastras y me dirigí hacia donde vi perderse al lobo, me guiaba a aquel castillo abandonado al parecer. Al final de aquel camino se veía un foco de luz en aquel lugar, ¿quién podría  vivir en un lugar así? me pregunté, pero no lo sabría si no entraba. Caminé lo más rápido que pude y me acerque a la inmensa puerta, parecía entreabierta así que la abrí lentamente mientras crujía entré, seguramente aquel lobo blanco habría entrado, ¿pero quién le habrá abierto la puerta?, caminé por un pasillo muy largo y al final noté un foco de luz aún más fuerte, había una puerta con un vidrial que parecía el de una biblioteca, entré a aquel lugar con mucha cautela. Había un hombre de avanzada edad, con una presencia que inspiraba el mayor de los respetos. A su lado estaba mi lobo blanco, echado a sus pies al borde de la chimenea, en sus manos tenía un libro de tapas de cuero, parecía muy antiguo, el tenía el pelo blanco y tenia bigotes, en su cabeza una boina y unos lentes de marco negro, notó mi presencia pero no giro a verme, me pregunto:

- "¿lo entendiste?", A lo que le respondí.

- ¿Perdón?, el insistió en su idea.

- ¿sabes porque estas acá?, me dijo. Le respondí titubeante.

- Sinceramente no lo sé.

- Lastima hijo, te falta mucho por aprender aún, pierdes tu tiempo en lo que no te concierne. Toma esa caja que hay sobre aquel mueble y acércamela.

 Le hice caso sin lugar a preguntas, le pasé aquella caja y me hizo sacar un papel de su interior. Lo tomé y lo abrí, en el estaba escrita con grandes letras la palabra "egoísmo". Entonces me acerqué a aquel sabio anciano y me senté cerca de él, el lobo blanco parecía dormido. Entonces comenzó una historia

- "todo este tormentoso camino es el que recorren las personas al acercarte a ti, aquel refugio es el misterio que traes a cuestas, tu gusto por las cosas que te evitan ser un tipo normal. aquel puente es el que impide que te aventures a amar, está muy dañado y lo pudiste ver, ese miedo que sentiste al cruzar es el que sienten las personas que han intentado cruzarlo y al final está la fortaleza que vez, esta biblioteca que contiene todos tus secretos, las respuestas para todo y yo tu subconsciente. Un viejo sabio que está aquí para aconsejarte cada vez que me quieras escuchar, cada presentimiento nacido desde mi sabiduría te guiará, pero debes derrotar aquel miedo, todo este mundo está hecho con el profundo miedo que traes contigo, que esto se transforme en el paraíso depende de ti".

 Aquel hombre se desvaneció, mientras la tormenta seguía... me acerque a mi lobo blanco que estaba tranquilamente cerca del fuego, lo llamé para tomar el camino de regreso y para mi sorpresa me siguió...

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nos vemos al final del arcoiris

 la vida es cruda a veces y no nos da tiempo para maniobrar, no sabemos cuando será la ultima conversación o la ultima sonrisa que recibirem...