Ser consecuente no es fácil, a ratos serás muy severo contigo mismo, poco a poco irás enfrentando las consecuencias de tus actos, desde pequeño es lo primero que te enseñan tus padres y asumes que no puedes arriesgarte a las repercuciones de tus actos. Notas que pocos piensan antes de actuar y no miden consecuencias. Te das cuenta que no todos consideran tus puntos de vista. Pero este hábito te mantiene en paz contigo mismo. Ayudas al aprendizaje de los demás y te ayudas a ti mismo. Al despertar y ser consciente. Al ver la realidad de esta constante pugna de fuerzas abres tu mente a la responsabilidad de tu propia persona. A ser autoresponsable, a vivir de forma armoniosa mitigando el sufrimiento de los demás, haciéndote responsable del tuyo y creciendo como persona. También dejas de hacerte responsable de los demás teniendo en cuenta que cada uno debe hacer su propio camino, dejas de hacerte cargo de lo innecesario, dejas de perder tu tiempo para reinvertirlo en tu ser, en tu interior y en tu actuar...
Notas que no es necesario ser maestro ni protege a nadie y quiebras el círculo de dependencia. Eres libre por decisión propia para romper las cadenas de tu prisión personal.
Fases de maestro y protegido:
Iniciación - intereses compartidos
Crecimiento mutuo - alta productividad
Separación - protegido desdeña protector