19 de enero de 2014 a la(s) 22:58
En mi mundo reinó la paz, junto a la compañía que mas esperé, juntos en nuestro podio y compartiendo las riquezas y tesoros de mi mundo tomamos los caminos olvidados de lo más profundo de mi alma, cada sonrisa fue mayor a la otra y cada sorpresa me estremeció hasta las lagrimas, cuando solo creía que avanzaba a ciegas se creaba en ese mismo instante la mayor conspiración de estrellas a mi favor, la que no podía notar porque me encontraba cegado. Tomando su mano caminamos por cada rincón de aquellos lugares dentro de los cuales guardaba mis mayores tesoros, ahí también estaba contenido el baúl de los negados el que en tiempos cercanos contuvo las mayores sensaciones y sentimientos de mi vida que fueron rescatados por sus mismísimas manos , los sellos que fueron rotos aun se conservaban y resplandecían. De este modo paseamos rodeando los distintos rincones y cada uno de los más oscuros parajes, tomado de su mano avancé y pude llevarla a lo más alto de aquel lugar, donde el paisaje no había sido visto nunca, por primera vez podía mirar mas allá de los horizontes conocidos ya que se habían dispersado las nubes de los miedos de antaño y la oscuridad de la triste soledad, había llegado la dulce calma de la mano de una compañera, confidente y responsable de tan increíble milagro. Ya había terminado la flamante guerra, ya no habían sonidos de alzamientos ni arengas en los vientos de mis tierras, solo cantaba el dulce sonido de la voz de la calma, las criaturas de aquellos parajes recordaban los tiempos de la guerra a través de historias épicas donde narraban las historias de los antiguos héroes caídos, no se habló mas de mi alter ego, no se supo más de su paradero, lo último que se supo de él fue su destierro. Y lo más importante, mi mente siguió en su constante transformación corriendo por los valles, en las tardes se veían salir por cada rincón de este fantástico mundo a un caballo negro azabache junto a una preciosa mujer, con sus ojos libres y expresivos, sus hermosos cabellos y su piel de luna, parece que hubieran pasado años, siglos o milenios, suele ser así cuando el tiempo te intenta quitar los momentos…
De ese modo la calma volvió y reino en mis tierras.