Desde lo profundo del alma, de las tinieblas oscuras y junto al miedo a lo desconocido. desde donde emanan las voces y los recuerdos. desde la melancolía de los miedos y los antiguos sueños rotos. desde donde la vida se funde con los recuerdos de los ideales marchitos. desde lo mas profundo del ser interno. desde donde emanan los deseos y actos profanos, desde donde la rabia y angustia se aferra a tu alma, desde la aterradora soledad ruidosa con voces de fantasmas que se mezclan con el eter, donde existe el desapego hace su juego y te ancla a las sensaciones mas indeseables, desde el mismo infierno creado con los vestigios del paraíso muerto, de las mas interminable noches de angustias y la penetrante sensación de infelicidad, desde la vereda de al frente a ese sufrimiento la racionalidad nace del interior del caído. el dormir sentimientos te aborda como el camino mas lógico dentro de un mar de emociones. desde lo profundo del ser interno, venciendo a los miedos portas la luz que te acompaña, donde la nada se disipa y esconde sobre lo inexplorado.
sobre el camino frío de invierno, donde la humedad y la desolación abundan. caminando por senderos de adoquines resbalosos, entre la niebla de la incertidumbre abrazado por el fuego interno de las pasiones dormidas. en el universo personal resultante de la percepción empírica de la existencialista vida. desde la estacionalidad acongojada emparedada en las murallas de la cordura. donde las intenciones parecen evidentes bajo el juego de las mascaras.
la cordura es tu armadura en el camino incierto de la vida. mientras tu guia sigue siendo la esperanza, como si tuvieras una farola con sus cristales rotos, mientras la lluvia y el viento amenazan con apagar tu luz. con ese fuego interior que te fuerza a avanzar, la resiliencia parece ser el tesoro mas preciado, el apacible desapego a la vida deja fluir los años y los meses. como si te desangraras en el proceso.
avanzas afrontándolo todo y sintiéndote insignificante. cuando tu mundo personal se muestra la realidad externa. cuando sabes que tu experiencia y vida son irrelevantes, en ese preciso momento reconoces tu existencia como un accidente carente de sentido alguno.
