Luego de unas horas se hacia evidente la fatiga, el viento frió calaba los huesos y nadie emitía una palabra, sabíamos que era parte de la gran prueba, pagábamos nuestro noviciado en cada acto de esta noche. el camino llegaba a su fin y eso lo podíamos notar por los escritos sobre las piedras de aquel camino, la fría escalera de piedra nos dejaba ver la entrada al altar, era un circulo grande de piedra al cual llegaba la empinada escalera. Estaba notoriamente dañada por el tiempo y su imagen era tan solemne que solo verla inspiraba respeto. El altar quedaba justo al centro del domo, el que estaba cuidadosamente hecho de manera circular, con un podio de piedra en el centro con tres fogones ordenados de manera geométrica, el piso del lugar tenia dibujos conocidos solo por nuestra secta, solo los iniciados podían acceder a aquella sabiduría, estábamos a un paso de lograr el ansiado grado de maestro, así podríamos acceder al quinto circulo de sabiduría y si todo seguía bien solo algunos lograrían el tan preciado paso al séptimo circulo de élite, donde solo los legendarios sabios habían accedido, cuenta la leyenda que sólo dos mortales accedieron una vez a aquel tan preciado circulo, cuatro híbridos y un semidiós. Eramos treinta los pertenecientes a aquella cofradía. las antiguas leyendas contaban que la noche de las dos lunas se presentaría al elegido y el podría nombrar a dos discípulos, el día que ello ocurriera los siete sabios despertarán de su sueño y se establecerá el consejo sagrado, el elegido y sus dos discípulos accederán así a la sabiduría del tiempo se le revelarán los secretos del universo y el nuevo mundo nacerá.
al llegar el maestro magno se acerco al altar y con su antorcha encendió los tres fogones, señalo al mas fornido de los treinta y le paso dos dagas, un cáliz y un sudario. para comenzar nos reunimos al centro sobre el sello ancestral, para abrirlo tuvimos que vertir cada uno parte de su sangre, aquella sangre invocaría a los ancestros y nos protegería mientras durará el rito...
